Articulamos la enseñanza de la arquitectura según nueve espacios de reflexión:
1. Sentido
Definitivamente, somos seres sociales y elegimos construir y transformar la realidad desde un lugar; la arquitectura es la herramienta desde donde, como intelectuales, aportamos en la construcción de un saber colectivo que en nuestra especificidad llamamos cultura arquitectónica. Tenemos un deber moral que nos compromete con nuestro lugar y nuestro tiempo. Entender desde dónde pensamos es definitivo para poder explicar lo que hacemos. La arquitectura es el espacio donde se materializa la construcción física del proceso cultural, trabajar sobre la coherencia entre pensamiento y obra le da sentido a nuestro hacer. Cuando hablamos de pensamiento, éste nace de una lectura crítica que hacemos acerca del mundo en que vivimos; y cuando hablamos de obra, significa realizar en consecuencia de ese pensamiento, con nuestras herramientas inherentes. Tenemos el compromiso al enfrentar el desafío del proyecto que es la obra donde se verifica, esta construcción intelectual. Uno debería poder permitir que una línea de relato y coherencia atraviese toda la obra y poder hacer también, el camino inverso, la arquitectura es, desde este lugar, una herramienta de opinión. Lo ideológico debe estar tan incorporado al mecanismo de pensamiento, que se traduce en lo que finalmente se hace material.
2. Región
En términos culturales, la dialéctica entre la valoración de lo local y la posibilidad de lo global atraviesa sin duda el debate contemporáneo. Un nuevo orden mundial reemplaza el modelo bipolar, capitalismo-socialismo, por uno más difuso y a la vez más complejo. La hegemonía política y geoestratégica del Imperio norteamericano se ve cuestionada por parte de las naciones europeas, y fundamentalmente por las fuertes unidades político-culturales periféricas.
Por otra parte, la irrupción de China y su potencialidad creciente en el mercado económico-cultural mundial, a partir de su apertura en los años ochenta, establece nuevos parámetros en nuestra explicación “occidentalizada” del orden mundial. Es así que la noción de “aldea global” de los noventa, claramente posibilista, debemos complejizarla con una mirada centrada en el valor de la región, como soporte de nuestra relación con el mundo.
Apoyados en una gran cantidad de valores diferenciales la construcción estratégica de un polo de poder e intercambio, basado fundamentalmente en los recursos naturales disponibles (una baja ocupación del territorio, una gran reserva de agua dulce, aire sin contaminación y un suelo fértil, entre otros) definen en el marco de una sociedad inclusiva y sin conflictos raciales ni religiosos una oportunidad única desde donde establecer las mejores estrategias de vinculación con el mundo.
La medialuna fértil sudamericana. Fuente de recursos naturales y de ciudades potentes es una oportunidad de reflexión acerca de las posibilidades de nuestra región.
3. Contemporáneo
El compromiso sobre la reflexión desde este lugar debe asumir simultáneamente su condición temporal, el lugar de pensamiento se hace desde un tiempo específico, la contemporaneidad. En este sentido, el movimiento moderno, que era íntegro conceptualmente, expresaba ciertas nociones de unidad. El postmodernismo desdobla el fenómeno de la integridad recuperando el valor de la historia por un lado pero produciendo simultáneamente un quiebre en la relación entre significado y significante. El mundo contemporáneo por otra parte, vuelve a producir un desdoblamiento en términos de imagen y sentido, que se expresa entre otros, en el fenómeno de las arquitecturas genéricas.
Debemos asumir este estado mundial de la cultura que se expresa en un conjunto de Sistemas de Manifiestos Simultáneos, todo el fenómeno reciente de las arquitecturas “de firma” podría leerse de esta manera, nuestro tiempo no expresa la ausencia de manifiestos, sino la caída de los grandes relatos explicatorios universales únicos, que expresaba el movimiento moderno.
En este marco creemos que el lugar de generar nuevos paradigmas es, de alguna manera, el que a nosotros nos interesa desde el taller, la idea de pararnos en el borde, aquel lugar desde donde uno constantemente va corriendo el límite de las certezas.
Más allá del marco de incertidumbre mundial, tenemos un compromiso cultural y social por construir nuevas lógicas de comprensión desde nosotros, corriendo el límite a nuevos lugares de conocimiento a nuevas fronteras, nos toca vivir en un tiempo y en un lugar, en el que tenemos el compromiso ético de construir certezas.
Nuestra cultura nos provee de muchas herramientas para poder hacerlo como para montarnos en incertidumbres ajenas.
4. Complejidad
El pensamiento del taller recompone la noción de escuela, poniendo en valor la completa dimensión cultural de la región. Potenciando la multipliplicidad de lecturas que se producen sobre la realidad desde las distintas culturas, incorporando la distinción diferencial que aportan las distintas miradas particulares.
Por otra parte y en forma simultanea, revalorizando el registro temporal, la historia pasada como parte del soporte constitutivo irremplazable para la completa comprensión del tiempo actual.
Trabajamos desde este lugar recuperando la noción de construcción de la cultura arquitectónica. Nuestro lugar de pensamiento privilegia el valor de la complejidad, cada una de las partes es distinta y agrega valor al colectivo. Se suele entender lo simple como una cuestión sintética y lo complejo como un sistema de partes que no tiende a la unidad. Edgar Morin sostiene que, en realidad, una mirada simple de las cosas tiende a separar por una noción primitiva de observación. Cuando no encuentra iguales, clasifica y separa.
En cambio, una mirada compleja reconoce la diversidad de las partes y su autonomía, recomponiendo la unidad a partir del valor que agrega la cualidad distintiva de cada una de ellas.
El valor de la complejidad es para nosotros uno de los atributos que mejor define la cultura contemporánea.
5. Realidad
Tenemos un compromiso adicional al momento de leer la realidad, debemos hacer una lectura profunda e intencionada y utilizar el proyecto como herramienta de su transformación. La realidad es desde esta mirada posibilidad.
Una comprensión distorsionada de lo real deviene en distintas prácticas que intentaremos caracterizar.
Fundadas en distintas comprensiones del problema de lo real reconocemos una serie de categorías que expresan el soporte teórico que explica el panorama general de producción arquitectónica actual.
Intentaremos entonces, categorizarlas según sus rasgos predominantes para su mejor comprensión:
La ficción: El desarrollo del pensamiento sobre una realidad otra.
La abstracción: El abordaje sesgado del problema de lo real.
Lo coyuntural: La realidad como límite e impedimento.
Lo banal: La experiencia de lo real como regodeo, como manipulación pasatista.
Lo metafísico: La dimensión trascendente de lo real.
Debemos insistir en trabajar sobre la dimensión metafísica de la realidad, este es un camino absolutamente opuesto a entender la realidad como limitante. Operar desde los condicionantes y los datos existentes, usándolos como valor, sumarles en la proyección su capacidad transformadora.
La condición es desde este lugar, posibilidad.
6. Austero
En esta línea de pensamiento, la noción de austeridad no está asociada a la falsa construcción de una imagen determinada a priori, que se regodea en la reproducción de una imagen vinculada a la ausencia de recursos, sino por el contrario, a la acción de resumir en una sola acción, varias acciones.
Una profunda experiencia de síntesis de variables en una acción que las resuma produciendo un resultado de alta economía conceptual.
Operar a partir de una mirada compleja que incluya todas las variables y las sintetice críticamente, lugar opuesto a la simplificación.
El tema de la austeridad será una cuestión muy consciente, la referencia a ese valor estará siempre presente en lo constitutivo del proyecto.
No hay una deliberada búsqueda de la pobreza en nuestra mirada sobre la austeridad, sino todo lo contrario, nos despojamos del exceso o del gesto para poder concentrarnos en lo esencial, en lo espiritual. Nos interesa recalcar el concepto de austeridad como valor positivo, no como la ausencia de cosas o recursos, sino como su posibilidad. Esto que tratamos de definir es absolutamente opuesto a la noción del minimalismo, como operación artificial de despojamiento, desde una gran cantidad de recursos disponibles.
7. Belleza
Creemos, en ese sentido, que la concepción de lo austero también resignifica el sentido de belleza. Lo bello pasa por entender el sentido profundo de las cosas. Las obras son lo que resulten ser por un riguroso proceso de definición conceptual y no por una prefiguración estética que las valide o invalide.
Esta búsqueda nos orienta a trabajar con una máxima economía de recursos, intentando ser por sobre todas las cosas, profundamente sintéticos, en términos de que una sola acción resuma varias acciones, definiendo nuestro compromiso y coherencia en cada uno de los proyectos, como expresión de la reflexión que producimos. Las obras deben tener síntesis; deben ser claramente entendibles y aprehensibles, ya que en esta acción se resume fundamentalmente lo que la obra es, lo que quiere decir.
Simultáneamente en todo este proceso intelectual aparece fuertemente la noción del material como posibilidad de proyecto, su condición estructural y constructiva dan como resultado el sentido físico de la obra; la resultante de estas reflexiones expresan para nosotros las condiciones más esenciales del hacer, la belleza es la resultante de la síntesis conceptual de este proceso, la matriz que atraviesa como un continuo la obra, más allá de su condición particular de sitio, reflexión material y lugar de opinión.
8. Síntesis
En la cultura contemporánea, el tema de la síntesis no es una condición de valoración universal, sin embargo, a nosotros nos parece que es la síntesis el modo más preciso de transmitir opinión acerca de un tema. En ese sentido, las obras expresan a través de la síntesis una opinión, las obras dicen algo, una cosa y no más de una, pensamos que la discusión de la arquitectura en nuestro tiempo debe abordar estos temas.
La síntesis es el lugar opuesto a la simplificación, incluye la complejidad de la diferencia, resumiendo atributos particulares de lo distinto, en una expresión inclusiva, no excluyente.
En esto radica el esfuerzo por hacer la mejor obra posible para un determinado lugar, la obra no puede ser de cualquier modo, existe en la acción de proyecto una alta responsabilidad por resumir en una acción toda la reflexión que hacemos, definitivamente nos relacionamos con el contexto, con la realidad, desde un lugar ideológico.
La síntesis, la decisión unívoca y clara, tiene que ver con una mirada dirigida sobre las cosas, que implica, en esta afirmación, algún tipo de omisión. Esto a nuestro entender le agrega a la arquitectura y no le quita, pone en valor la orientación de las decisiones y asume determinadas situaciones en función de la decisión principal, dándole carácter y claridad conceptual a la obra.
9. Material
El material siempre fue entendido como componente de un sistema constructivo y en particular en nuestro momento de formación universitaria, las ideas y su desarrollo generaron un campo de abstracción fenomenal, desatendiendo el abordaje de muchos de los problemas específicos de la arquitectura.
El tema del material, su dimensión, su lógica estructural, su temperatura física y visual, su lógica de ensamble, su pertinencia a un sitio, en definitiva, su capacidad formal y expresiva, han sido poco explorados en nuestro país como condición posibilitante de proyecto.
El caso de las experiencias con hormigón en Brasil, madera en Chile o ladrillo en Uruguay, no registran en nuestro país experiencias masivas similares.
La comprensión de la obra como una unidad de pensamiento, desde su origen en la relación con el sitio, con el modo de resolver su estructura, su imagen, su relación interior-exterior, su economía, en definitiva su opinión, nos permiten avanzar en una acción simultanea, que sintetiza en la desicion material el conjunto de intenciones enunciadas.
La reflexión sobre el material tiene entonces la posibilidad de unificar estos componentes desde la máxima expresión y pertinencia que el material permite, en su nueva valoración, como herramienta de proyecto.
Acopio de ladrillos comunes en una ladrillera en Tandil, Provincia de Buenos Aires, y un detalle de la obra de Eladio Dieste. La comprensión de la obra como una unidad de pensamiento.